Encuentro de los mares

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Boris Worm: “Solo el 5% del océano está protegido. Deberíamos llegar al 30% para revertir los efectos adversos”

 

Los océanos se enfrentan a tres difíciles desafíos: conservar la biodiversidad, combatir el cambio climático y garantizar la producción de alimento. La solución, para todos ellos, pasa por una gestión sostenible. Y global.

Si el océano ha de ser la futura despensa de la humanidad, uno de los factores que más preocupa es que la gestión pesquera sea responsable y eficaz, pero con la madre naturaleza no podemos tirar de un hilo sin mover otro. Todo está interrelacionado. Si queremos tener una pesca sostenible, hemos de abordar también los otros grandes problemas oceánicos: la pérdida de biodiversidad y el calentamiento global. Hemos de actuar unidos y globalmente. Esa es la idea que ha querido transmitir Boris Worm, ecólogo marino de renombre mundial y profesor de Biología en la Universidad Dalhousie en Halifax, al inicio de una presentación conducida por el periodista Xavier Agulló durante la celebración del congreso multidisciplinar Encuentro de los Mares. 

“Producimos más alimento partiendo de los mares del que se ha producido nunca” pero, advierte Boris Worm, “nos encontramos en un punto de inflexión: si no hacemos bien ahora las cosas podemos no estar a tiempo de revertirlas”. 

La presión pesquera no está repartida equitativamente por todo el mundo, existen puntos calientes. China, por ejemplo, concentra el 41’7% del esfuerzo pesquero y hay zonas, como Europa, que también sufren una elevada presión. A pesar de que las capturas salvajes sostenibles van ganando terreno aún hay mucha pesca ilegal. La variedad de las especies que se capturan actualmente se ha reducido considerablemente, creando más presión en las especies más demandadas. La temperatura está aumentando en todas las cuencas marinas provocando una reducción considerable de la biomasa de los sistemas marinos. Y los océanos “sufren la presión de todo lo que ocurre en tierra: plásticos, aguas residuales…”. Worm enumera los problemas, que son muchos y de gran calado, pero añade que “hemos de aprender de los errores que hemos cometido en la tierra para gestionar ahora el desarrollo marino”. 

Y la base que plantea para conseguir un desarrollo marino sostenible es “crear una economía neutra en carbono porque si no la capacidad de producción del océano se va a reducir sin remedio”. Hay que actuar rápidamente porque las alteraciones ya son visibles en nuestros mares y ya se está observando un declive en la capacidad de capturas debido a la reducción de los niveles de plancton, la sobrepesca y el calentamiento global. Para combatir estos extremos, Worm es partidario de crear áreas protegidas pues “con un 30% de los océanos protegidos (ahora solo es el 5%) conseguiríamos revertir la situación”.

La buena noticia es que el mar si le hablas, escucha; si le mimas, responde, y en 20 años de buen trato y gestión sostenible de sus recursos se puede conseguir una recuperación casi total de un sistema marino. 

Este es el trabajo del presente para el futuro, pero, según Boris Worm, aún hay otro igual o más crucial que este y se trata de conseguir que la siguiente generación “entienda mejor al océano, se comprometa con él y comprenda que no es un ente autónomo, que todo lo que hacemos se refleja en él y que de él también vivimos nosotros”. 

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