Rivarola se ha propuesto hacer presente en la cocina los 5.000 kilómetros de costa argentinos que tan ausentes han sido hasta ahora. La base de su proyecto va aún más allá: producto de territorio, siempre.

De padre cazador y pescador, nació en el campo y se crió al lado del mar. Ese binomio no ha abandonado a Fer Rivarola en su trayectoria profesional. Cocinero argentino que no olvida la carne pero que presta especial atención al pescado y los frutos del mar, Rivarola se ha convertido, desde su restaurante en el barrio de San Telmo de Buenos Aires -El Baqueano-, en un referente de la cultura gastronómica argentina contemporánea.

Formado con profesores argentinos y franceses da el salto a Europa llegando a Italia, pero rápidamente pasa a España, donde -como él mismo reconoce- “sin querer” se quedó 7 años viviendo y trabajando en diferentes ciudades del país. De su periplo español, cabe destacar la experiencia andaluza que fue la que le enseñó la importancia del producto del mar y los recetarios tradicionales. De España se llevó también el aprendizaje de la cocina contemporánea de caza de su estancia con la familia Lera.

De vuelta en Argentina, en 2008 y junto a su mujer, la sumiller Gabriela Lafuente, lanzan su proyecto personal, “El Baqueano”, un restaurante que esconde detrás el deseo de recuperar el producto autóctono del país. Su filosofía se centra en trabajar con pequeños productores de las 18 ecorregiones del país y afianzar así la sostenibilidad y el comercio justo.

De actitud inquieta fundó, también junto a Gabriela, en 2013 el proyecto Cocina SIN Fronteras, para generar sinergias entre los cocineros latinoamericanos y trabajar en pos de la pluralización de la cocina. Pero toda esta actividad no le descentró del trabajo en su cocina, y es por ello que consiguió entrar ese mismo año en la lista World’s 50 Best.

Su última aventura ha sido Trashumante, un local que con la misma filosofía que El Baqueano ofrece raciones informales para degustar en casa.